Recientemente, en un cursillo sobre aplicaciones didácticas de las TICs, enseñaba a un grupo de profesores el uso que doy a Moodle en el apoyo a la enseñanza presencial de ciclos formativos. En concreto mostraba como se organizan en aquel espacio los recursos que los alumnos deben utilizar, cómo se administraba la entrega de trabajos, los exámenes de evaluación, la gestión de calificaciones y, en definitiva, cómo el curso, que discurre habitualmente en el ambiente de un laboratorio de microbiología, se apoya en la plataforma indicada.
Expliqué que el uso de Moodle no se realizaba durante las clases, sinó que los alumnos accedían fuera de las horas de laboratorio, que los registros indican que hay accesos independientemente del día y de la hora, cubriendo casi cualquier posibilidad imaginable.
No podía esperar otra cosa, surgió la pregunta de qué pasaba si algún alumno no tenía ordenador o conexión en su casa. Se indicó que en el instituto los alumnos disponen de ordenadores en los que realizar consultas, descargas, envíos, etc. Incluso se comentó que los alumnos podían solicitar los recursos en formato papel.
Y llegó la puntilla. Alguien sentenció: "No podéis hacer eso, eso es obligar a los alumnos a la compra de ordenadores"
Y digo yo... en pleno siglo XXI, en el que, entre otros parámetros de calidad, las administraciones anuncian las ratios nºordenadores/nºalumnos, en el que la informática está presente de forma creciente en todas y cada una de las actividades humanas, (...):
- ¿estamos actuando ilegalmente al usar esta metología en un sistema de enseñanza público? Yo diría que no, rotundamente no.
- ¿tenemos el derecho o el deber de enseñar usando las TIC? No me considero un integracionista de la aplicación de las TICs, intento no hacer apología, hablo dónde me llaman para contar mi experiencia personal. Personalmente siento como un deber, indoloro lo confieso, enseñar usando técnicas que estimo serán de utilidad en muchos campos de la vida futura, privada y laboral, de mis alumn@s. Una metodología que, en el momento presente, mejora sustancialmente la calidad de mi labor docente, que provee a los estudiantes de más recursos, y que ofrece una mayor disponibilidad toda vez que descentralizan espacial y temporalmente el acceso a los mismos, incluido el asesoramiento por parte del profesor.
No quiero extenderme más, el diálogo queda abierto. Un saludo.
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